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En recuerdo de Beatriz Guttmann

Beatriz Guttmann (Castelló de la Plana, 1931-Castelló de la Plana 2014). Nació en España aunque sus padres eran vieneses de origen judío que se trasladaron al norte de la provincia de Castellón por motivos de trabajo. Tras el estallido de la Guerra Civil española madre e hija se trasladaron a Viena para vivir con la abuela materna huyendo de la sinrazón de la contienda fraticida pero encontrándose de lleno con el antisemitismo cada vez más extendido en la Europa prebélica. La madre de Beatriz entendió que el peligro para ellas era más que real y se desplazaron hasta Holanda, donde acabaron viviendo en un campo de refugiados de la ciudad de Rotterdman. Después de 2 años y tras finalizar la guerra, ambas regresan a España para reunirse con el padre. Los primeros pasos académicos de Beatriz los hallamos en la escuela religiosa de las Carmelitas de Castelló, una institución católica que contrastaba con la educación liberal que había recibido la joven. Cuando acabó sus estudios de Secundaria se matriculó en la facultad de Filosofía y Letras de Barcelona pero no concluyó ni el primer año a causa de sus problemas de audición. A su regreso y con 21 años conocería y más tarde contraería matrimonio con Leandro Fariza, con el que tuvo a sus hijos. Durante esos primeros años de matrimonio Beatriz empezó a pintar de una manera autodidacta y a participar en exposiciones por la zona. Con el tiempo la familia se trasladaría a Castelló. En los años 70 Beatriz conocería al crítico de arte Vicente Aguilera Cerni y con él todo el movimiento artístico efervescente a su alrededor. Desde entonces Beatriz se enamoró del proyecto museístico y de Vilafamés; compró una casa y poco a poco fue ampliándola y restaurándola. Su vínculo con el MACVAC duraría hasta el final de sus días, llegando a ser directora adjunta. Cuando sus hijas fueron mayores y entraron en la facultad ella tomó la decisión de matricularse en la Facultad de Bellas Artes de Valencia. Inició entonces una etapa académica que la llevó a obtener incluso el título de doctora con su tesis doctoral sobre el museo de Vilafamés. Beatriz ejercía incluso de crítica de arte en la radio y en prensa escrita, por lo que acabó siendo miembro de la Asociación Nacional de Críticos de Arte. Con este colectivo y durante muchos años viajó a países tan dispares como Rusia, Samarcanda, Uzbekistan, Portugal, Puerto Rico, etc. Lugares que enriquecieron todavía más su faceta plástica y que le permitieron mostrar su obra por medio mundo. Su técnica evoluciona y se enriquece con una abstracción de fondos vaporosos. En sus últimas etapas de producción se volcó en la orfebrería. Joyas en forma de colgantes, anillos, pendientes o collares, muchas de las cuales llevaban engarzadas piedras de distintas procedencias adquiridas en sus añorados viajes. Los últimos años de su vida están marcados por la enfermedad. Primero la de su marido que la obligó a retirarse para cuidar de él. Y después la suya que acabó con su vida en 2014, a los 83 años.

Hoy en día la obra de Beatriz Guttmann está presente en algunos de los museos de arte contemporáneo más importantes. Centros como The Hispanic Society of America en Nueva York, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Museu de Art Modern de Barcelona, Museo de Bellas Artes de Valencia, IVAM, Museo de Bellas Artes de Castelló, Museo de Arte Contemporáneo de Elche y el MACVAC, entre otros.

Texto: Patricia Mir