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De rareses i misteris/De rarezas y misterios

De rareses i misteris/De rarezas y misterios

Exposició a la Sala Melchor Zapata de Benicàssim, del 7 d’agost al 29 de setembre de 2019

Comissariada per Patricia Mir i Mayte Pastor

 

Sin Título - Martín Martínez Caballero

La vida és un misteri. També ho som nosaltres mateixos.

 

Discurs expositiu al voltant de l’obra Ventanal abierto de mi estudio de Juan de Ribera Berenguer, que reflexiona sobre com nombroses obres d’art al llarg de l’era de la humanitat han anat narrant les preocupacions vitals humanes, els misteris de la vida i la mort, i fins i tot, la plasmació de la necessitat màgic-religiosa.

A l’exposició es podran veure obres d’artistes del MACVAC com Martín Martínez Caballero, Ángeles Marco, Joaquín Sáenz, Maria Àngels Feliu,  Fina Campins, Rossana Zaera, José Luis Alexanco, Nuria Rodríguez, Rubenimichi, Mariajosé Gallardo, Manuela Ballester, Josep Lavilla, Yargo de Lucca, Juan Bordes, Cristina Tejedor, Miguel Vicens, Pepi Sánchez, Concha Jerez, Olivier Debré, José Manuel Guillén i Pilar Carpio; a més de les peces dels artistes convidats Pancho Castelo i Pablo D’Antoni.

 

Text de les comissàries:

El ventanal abierto de mi estudio - Ribera BerenguerLa muñeca de cabellos de oro y mirada perdida yace desmadejada sobre una montaña de objetos inservibles, abandonados junto a una puerta entornada por la que se cuela una luz amarillenta. La habitación es un espacio olvidado donde sus huéspedes han dejado de contar las horas, los días, los años que permanecen en el olvido. Un escenario ajado al que tan acostumbrados nos tiene el valenciano Juan de Ribera Berenguer, uno de los pintores expresionistas más interesantes de su generación. Su gusto por la densidad matérica aporta a sus trabajos una dureza plástica acentuada por esos escenarios desvencijados. La obra, procedente de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés (MACVAC), introduce al espectador en una galería de personajes y composiciones cuyo hilo conductor es la aparente sensación de rareza y misterio, ensoñación y extravagancia. Este variopinto conjunto de piezas proviene, la mayoría, de los fondos del MACVAC, con el añadido de los artistas invitados, el argentino afincado en Benicàssim, Pablo D’Antoni, y Pancho Castelo.

La muñeca no quiere permanecer por más tiempo en ese lugar de moho y desaliento donde todo acaba por desaparecer. Ha empezado a soñar. Entonces empuja la puerta del estudio y la ciudad desvaída, se transforma en un jardín de una luz cegadora. Joaquín Sáenz ofrece una visión esperanzadora, no exenta de inquietud, en su Trastero a la luz por el que avanza insegura nuestro maniquí de rígidos miembros. Penetra en ese vergel donde muy pronto caerá una noche soñada por Yargo de Lucca, en la que personajes nocturnos pueblan la oscuridad del alma. El búho avisa de la llegada de estos seres de rareza manifiesta como el que firma Pilar Carpio.

La muñeca escucha entonces un aullido espeluznante, mitad animal mitad humano. Y no está muy errada pues, frente a una pinada que se intuye frondosa, aparece sediento de sangre el licántropo de Rubenimichi, formación artística integrada por Rubén, Michi y Luisjo. Estos tres artistas juegan con la transgresión a partir de elementos extraídos del espectáculo de lo inquietante, donde la naturaleza y la masculinidad encuentran un punto de unión. Sus personajes como este hombre lobo son extremos, raros y, por encima de todo, hechizantes. Lo último que ve es su mirada animal. Una como la que Francisco López Pérez (Pancho Castelo) ejecuta.

La muñeca no parece sentir ese temor atávico propio de los humanos ante la muerte, así que sigue su camino y descubre dos grandes y curiosos ojos clavados en ella. Es el rostro de simio creado por la rica y compleja personalidad de María José Gallardo. No parece amenazador pero sí resulta inquietante. Entonces descubre que otro ser la está observando con una expresión concentrada. La noche se cierra por completo y la cara oculta de Cervantes deja entrever los monstruos que habitan el subconsciente del genial escritor. Seres de plumaje espeso y pico amenazador que revelan al literato sus más oscuros miedos.

La muñeca se propone ser entonces un personaje de cuento. Protagonizar las novelas de Cervantes o de otro dramaturgo inmortal para que su recuerdo no se borre jamás. Teme desaparecer sin dejar rastro. Pero no puede. Es Fina Campins la que parece entrar en esa mente desequilibrada a través de su pintura introspectiva de trazo intenso, color vibrante y emoción palpable. El día empieza a clarear pero sus temores siguen fijos. ¿Se habrán marchado ya esos animales?

La muñeca reflexiona otro modo de espantar el olvido. Crece en ella el anhelo incesante de cobrar vida. Tener un rostro de niña o de mujer como los que plasma Maria Àngels Feliu Feliu en su obra Infidelitat. Juego de miradas que esconde deseo, engaños, rencor, sentimientos humanos que no puede comprender una figurilla. Si fuese una criatura con vida podría ir a la escuela, aprender, tener compañeros de juegos. La obra del pintor murciano Martín Martínez Caballero es especialmente imaginativa y sus rasgos simbólicos dejan muy abiertas cada una de sus propuestas.

La cara oculta de Cervantes - Josep LavillaLa muñeca sueña porque la mente no conoce limitaciones. Sus días de colegio, risas y complicidades forjarían una personalidad. Tal vez tendría una mascota. Un perro, por supuesto. Una situación ficticia que muy bien podría recrear la artista valenciana Nuria Rodríguez Calatayud, especialista en crear insólitas fusiones.

La muñeca piensa que ya es mujer y su mascota es algo más compleja. Sobre un sofá reposa despreocupada una mujer creada por Miguel Vicens Riera junto a un somnoliento rinoceronte, aparentemente inofensivo. Los estudiosos de la obra de este singular creador valenciano coinciden en ese halo enigmático que sobrevuela en sus obras. La mujer, siempre presente, cercana en el plano físico pero lejana en sus pensamientos y anhelos.

La muñeca imagina cómo sería morir. ¿Duele? La condición humana va ligada a la propia percepción de nuestra mortalidad. Para Rossana Zaera la vida de los seres humanos y todo lo que en ella acontece pende de un hilo. Imaginen que son camas colgadas de un hilo. Algunas tienen hilos más cortos, otras más largos; algunas penden de un hilo grueso mientras otras apenas se sostienen por un fino alambre. La idea filosófica que subyace en esta obra es que no podemos controlar nada, más bien es la vida la que nos lleva. Y esa verdad irrefutable afecta a todos por igual, con independencia del género, la edad o incluso nuestra categoría social. Somos frágiles. No es todo blanco y negro como las bolas de vidrio de Manuela Ballester Vilaseca.

La muñeca siente que su vida se escapa como el agua de la pecera de José Manuel Guillén Ramón. Al principio aún siente el peso de su cuerpo inerte. La muerte no es bella en absoluto, o así debió de pensarlo Cristina Tejedor con piezas como la que firma en esta exposición. Su pintura figurativa cercana al surrealismo siempre buceó en la parte más oscura y deformada de la mente humana. Todo se torna duro, como un mar de piedra pintado por la pintora sevillana Pepi Sánchez. Artista que supo crear un mundo de sueños poblado de personajes enigmáticos. Claro que si la historia del arte nos ha legado un creador imaginativo ese es El Bosco, al que el pintor argentino Pablo D’Antoni vuelve una y mil veces. Pensamientos Bosquianos descubre esa fascinación del argentino por el pintor flamenco con una lectura contemporánea. El mundo tecnológico que nos rodea no puede ocultar las injusticias sociales (líderes corruptos, auge de los racismos, el problema de la inmigración, muros de intolerancia, reparto desigual de la riqueza…) que siguen tan presentes como en la Edad Media. Nuestro mundo se tambalea como el árbol boca abajo. La hipertecnología representada por los famosos emojis es una vuelta a los simbolismos que pueden ser universales, pero también conlleva una pérdida de riqueza léxica, de matices en la comunicación que se torna cada vez más superficial y vacía.

Entonces llega la nada. La muñeca deja de sentir, de escuchar, de ver. La abstracción lírica es uno de los lenguajes que mejor plasma la emoción pictórica del artista. Uno de los máximos exponentes de esta corriente en el MACVAC es el francés Olivier Debré, amigo de Picasso. La poética de sus composiciones puede recrear esta sensación de vacío. Ese lugar donde tiempo y espacio se confunden tiene otra versión en el tríptico de Concha Jerez (Premio Nacional de Artes Plásticas en 2015). También el vacío y la angustia es otro concepto que estudia Ángeles Marco Saturnino y que podemos contemplar en su preciosa estructura de hierro y pintura metalizada donde hace gala de su conocimiento sobre el constructivismo. La extrañeza se apodera del lugar y ya no hay forma ni objeto reconocible. José Luis Alexanco o Juan Bordes Caballero juegan con masas informes para desconcierto del espectador. Todo es cada vez más raro.

La muñeca quiere volver. Necesita regresar, aunque sus diminutos miembros sigan siendo de plástico y pelo sintético. No quiere desaparecer en ese vacío. Quiere ser. Quiere estar.

Patricia Mir Soria

Mayte Pastor Valls