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Sanz Fraile, Eduardo

Sanz Fraile, Eduardo

Eduardo Sanz nace en Santander el 6 de julio de 1928. En 1953 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Un año más tarde participa en su primera exposición colectiva en la “Sala Sur” de Santander, y en 1956 realiza su primera exposición individual en la “Sala Delta” de esta misma ciudad. Aunque en un primer momento su obra puede encuadrarse en la corriente informalista imperante a finales de los años 50, muy pronto Eduardo Sanz la abandona, pasando por cortas etapas de figuración expresionista, postcubismo o incluso dedicando todo el año 1959 al aguafuerte. Este salto entre diferentes corrientes y técnicas en tan poco espacio de tiempo ya nos presentan a Eduardo Sanz como un artista-investigador, un artista que intenta encontrar su modo de expresión en constante búsqueda de una ruptura con lo establecido. De estos años de experimentación nace el Eduardo Sanz más rompedor. A inicios de los años 60, este artista cántabro, pionero en España y de los primeros en el mundo, introduce un nuevo elemento en sus obras: el espectador. Estamos en un periodo en que el arte está en crisis: en su concepto, en su objeto y en su finalidad. Por un lado, la industria y su capacidad de reproducción ha provocado dudas en el mismo concepto de obra de arte. Por otro lado, entre los artistas preocupa la distancia, cada vez más insalvable, que se abre entre el arte contemporáneo y el espectador. Y, finalmente, empieza a ser preocupante la excesiva mercantilización del arte que parece responder, más que a una necesidad estética o vital del artista, a una nueva forma de lucro. Mediante el uso de espejos rotos y heridos, el artista consigue que el espectador se integre en la obra de arte, que aprenda a mirarla con otros ojos y, lo que es más importante, que medite y piense sobre ella. Es lo que se conoce como el arte de la participación.

A mediados de los 60, sin abandonar el uso de los espejos, sus composiciones empiezan a ser más geométricas y racionales. En el año 1968 se funda el grupo “Antes el Arte” al que Eduardo Sanz pertenecerá desde el principio. Es un movimiento artístico de corta duración (1968-1969) que intenta investigar lo que la ciencia puede aportar al arte, sobre todo, centrándose en la psicología de la percepción. A finales de los 60 e inicios de los 70 son remarcables sus “capillas-relicarios” así como las alfombras, vitolas y esculturas usando formas cristalográficas. En 1972 es nombrado conservador del Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés. Junto a su esposa, la interesantísima pintora Isabel Villar, formó parte del grupo de artistas que dinamizaron la primera etapa de este museo.

A mediados de los años 70 (1975), se inicia una nueva etapa en su obra. Vuelve a la pintura con su serie “Cartas de mar” o “Cartas de amar”, que son verdaderas cartas de amor, llenas de color, escritas mediante el código de señales marítimas. Desde entonces hasta la actualidad, el mar será un referente en sus obras. Desde 1978 hasta 1980 el artista se toma un respiro de su etapa creativa, dedicándose al arte de fabricar barcos en escala. Durante este periodo (en 1979) comienza una etapa figurativa, viajando por la costa y pintando los faros que en ella encuentra y que darán lugar a su serie de los “faros españoles”. En 1983 realiza para el Museo Abierto de la ciudad de Fuengirola “Por un arte urbano” el mural de 150 m2 titulado “El reencuentro”, pintura sobre placas de fibrocemento. Durante los años 80 y 90, el artista sigue con su serie de los faros españoles. Esta colección la donará al Faro Cabo Mayor constituyendo el inicio del Centro de Arte “Faro Cabo Mayor” de Santander.

Entrado en el siglo XXI, Eduardo Sanz se centra en el mar. Con una pintura hiperrealista y de gran fuerza, representa las olas de ese mar que tanto le marcaron en su ciudad natal y en su pasión por la navegación. Dentro de esta obra de representación del mar, uno de sus últimos trabajos más celebrados es la serie de obras en homenaje a Hokusai. Un estudio, a fondo, de las serigrafías de este pintor japonés en que, el propio artista confiesa, ha invertido 3 intensos años de su vida y que supone, una nueva demostración de la persistente voluntad de investigación estética de este artista cántabro. Una investigación estética y científica que es la constante que da sentido y homogeniza el conjunto de su obra desde el informalismo anecdótico e inicial hasta la actualidad con su serena, a la vez que convulsa, mar.

Eduardo Sanz fallece en Madrid, a los 85 años de edad, el 14 de abril de 2013.

Texto: CIDA.

Año: Santander 1928-Madrid 2013

Documentación sobre el artista en CIDA: Consulta

OBRAS

Título de la obra: S/T

Año: 1977

Medidas: 32 x 25 cm

Técnica: Serigrafía sobre papel

Tipología: Grabado
Inventario: D 1313

Contexto: P/A. Donación del autor a Vicente Aguilera Cerni.

Título de la obra: Ágata

Año: 1973

Medidas: 162 x 201 x 41 cm

Técnica: Técnica mixta sobre cristal y madera

Tipología: Escultura
Inventario: 508

Título de la obra: Jardín homenaje a Picasso

Año: 1974

Medidas: 240 x 214 x 56 cm

Técnica: Técnica mixta sobre espejo sobre bases de madera

Tipología: Escultura
Inventario: 509

Contexto: Esta obra pertenece a la etapa en que los espejos rotos se han geometrizado, la composición se ha vuelto más racional, superponiendo planos para crear “paisajes”. Los espejos, colores y formas geométricas están en función de este paisaje, en que el espectador, por el mero hecho de observar, entra a formar parte. En el centro de la composición, tomada de una fotografía en blanco y negro, asoma la cabeza de Picasso.

Sala: 25