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Pérez Calvo, Luis

Pérez Calvo, Luis

Luis Pérez Calvo es un arqueólogo de la cultura popular que relee, pinta, dibuja, recorta, pega, ironiza y homenajea de forma casi compulsiva, sin descanso, a todos aquellos seres, eventos, lugares y recuerdos que pueblan su memoria y que trata de recuperar en un intento melancólico pero divertido por atrapar una sociedad fetichizada de un pasado reciente que desaparece poco a poco.

Su trabajo bebe directamente de la cultura popular urbana, fundamentalmente la música, el diseño y el arte de los 60 a los 80; sin olvidar el mundo del cómic, la publicidad, incluso las manifestaciones más populares como el cine de serie B, el circo, las verbenas, los viejos tebeos o los rótulos de las tiendas de barrio. Por ello, en sus obras se codean las referencias a las portadas y la música de los Beach Boys con Superman, Batman o el Superratón; los envoltorios de chicles Bazooka con Patinir; Philip Guston con la publicidad de los 50 o las pinturas negras de Goya con Kraftwerk, en un intento de disolver las forzadas barreras entre la cultura popular y la mal llamada alta cultura.

Texto: https://www.lagran.eu/

Año: Madrid, 1962

Documentación sobre el artista en CIDA: Consulta

OBRAS

Título de la obra: Titanes planetarios

Año: 2024

Medidas: 70 x 100 cm

Técnica: Acrílico sobre cartulina

Tipología: Pintura
Inventario: 978

Contexto: La belleza de esta ciudad es su furia de ladrillo, y el ruido de su sinfonía industrial y rock. Es una ciudad que se levanta a una velocidad vertiginosa, su hormigón crece y grandes grúas conectan materiales y edificios a través de tuberías imposibles. Una energía cinética recorre cada una de las líneas que perfilan sus edificios, tan imponentes tan deshumanizados que devoran salvajemente cualquier espacio. En forma de batalla campal de egos; edificios contra calles, contra carreteras, contra tuberías, todo compite superponiéndose y devorándose entre sí. El aire es eléctrico, movido por corrientes, como aquel que se respiraba en la ciudad inquietante y profética de Ludwig Meidner, La casa de la esquina de Kochman, o en Metrópolis de George Grosz. También su tiempo es el de la velocidad, aquel que tanto alabarían los futuristas: “¡Arde, mundo, arde con la furia de nuestros motores! La prisa y la violencia rompen los viejos moldes, en el albor de nuestra nueva vida, donde todo avanza en un torbellino de luz.”